El dolor en la parte interna del muslo es un síntoma frecuente en consulta, pero a menudo su origen es malinterpretado. Se asocia casi siempre a lesiones musculares del aductor o a problemas articulares de cadera o rodilla. Sin embargo, muchas veces este tipo de dolor es el reflejo de una disfunción visceral, y si no se considera este enfoque, los tratamientos convencionales resultan ineficaces o sólo alivian temporalmente.
Desde Fiit Concept, proponemos una mirada integrativa para entender el cuerpo como una unidad funcional donde los órganos internos y el sistema musculoesquelético están profundamente conectados. En este artículo vamos a explorar las causas viscerales menos conocidas que pueden provocar dolor en la cara interna del muslo, y cómo abordarlas de forma efectiva.
¿Cómo se manifiesta este dolor?
El dolor en la zona interna del muslo puede presentarse de múltiples formas:
- Sensación punzante al caminar, subir escaleras o levantar la pierna.
- Dolor irradiado hacia la ingle o hacia la rodilla.
- Pesadez o tirantez que aparece al final del día.
- Molestias que empeoran en la fase premenstrual en mujeres.
- Dolor que no mejora con estiramientos ni tratamiento muscular.
Cuando el tratamiento se enfoca solo en el músculo aductor, puede que el dolor vuelva una y otra vez. En estos casos, es esencial considerar un posible origen visceral.
Las verdaderas conexiones: músculo y víscera
En fisioterapia integrativa sabemos que muchas dolencias musculares tienen su origen en reflejos viscerales. Los órganos internos están conectados con la musculatura a través de la fascia, el sistema nervioso autónomo y los reflejos segmentarios espinales. Es decir, un órgano alterado puede generar una tensión reflejada en un músculo o una región corporal concreta.
La cara interna del muslo está relacionada con órganos de la pelvis menor y la zona urogenital. Las siguientes disfunciones viscerales deben considerarse en el diagnóstico diferencial:
1. Disfunción de la vejiga
La vejiga está en íntimo contacto con los músculos del suelo pélvico, los ligamentos de la pelvis y la fascia que recubre los músculos aductores. Cuando la vejiga está alterada —por infección crónica, inflamación, hipotonía o estrés emocional— puede provocar reflejos de tensión en el aductor mediano y largo, generando dolor en la cara interna del muslo.
Síntomas asociados:
- Urgencia urinaria frecuente.
- Molestias al orinar.
- Infecciones urinarias recurrentes.
- Dolor irradiado hacia el muslo durante o después de micción.
- Dolor que se intensifica al final del día o con el estrés.
2. Disfunción uterina (en mujeres)
El útero está suspendido en el interior de la pelvis por ligamentos que se conectan con estructuras musculares cercanas al muslo. En situaciones como menstruaciones dolorosas, endometriosis, miomas o partos difíciles, el útero puede generar tensiones reflejas hacia el músculo pectíneo y los aductores, generando dolor o sensación de tracción.
Síntomas asociados:
- Dolor premenstrual o durante la regla.
- Dispareunia (dolor durante las relaciones sexuales).
- Menstruaciones muy abundantes o irregulares.
- Dolor en el pubis o la pelvis al estar de pie mucho tiempo.
- Sensación de presión en la ingle o parte interna del muslo.
3. Alteraciones del colon sigmoide
El colon sigmoide se sitúa en el lado izquierdo de la pelvis. Cuando está inflamado, con tránsito alterado (estreñimiento, diarrea, gases), puede generar adherencias o tensiones que se reflejan en la parte interna del muslo izquierdo.
Síntomas asociados:
- Distensión abdominal.
- Estreñimiento o tránsito irregular.
- Gases o hinchazón tras las comidas.
- Dolor en la ingle izquierda o muslo interno.
- Cambios emocionales ligados a la digestión (ansiedad, irritabilidad).
4. Disfunción prostática (en hombres)
En hombres, la próstata tiene conexiones fasciales con el periné y la musculatura aductora. Una inflamación crónica o una congestión prostática puede generar dolor reflejado en el muslo interno, especialmente durante la noche o tras permanecer mucho tiempo sentado.
Síntomas asociados:
- Dolor perineal o escrotal.
- Micción lenta o con sensación de vaciado incompleto.
- Dolor en el muslo interno tras actividad física.
- Eyaculación dolorosa o con sensación de presión.
- Molestias al sentarse.
5. Cicatrices quirúrgicas en abdomen o pelvis
Las cicatrices, especialmente de cesáreas, apendicectomías, cirugías ginecológicas o hernias inguinales, pueden alterar la movilidad fascial y generar restricciones que se reflejan en la musculatura aductora. Esto puede generar una sensación de tirantez o dolor al estirar o movilizar la pierna.
Síntomas asociados:
- Dolor puntual o lineal sobre la cicatriz.
- Adherencias palpables.
- Dolor al estirarse o cambiar de posición.
- Hipersensibilidad en la zona.
Evaluación integrativa en Fiit Concept
El abordaje que hacemos desde Fiit Concept parte de una valoración global. No nos centramos solo en el músculo doloroso, sino en el terreno funcional del paciente. La exploración incluye:
- Evaluación de movilidad visceral (vejiga, útero, colon, próstata).
- Palpación de tensiones miofasciales reflejas.
- Análisis de cicatrices abdominales.
- Valoración postural y patrones de carga.
- Interrogatorio digestivo, urinario y ginecológico.
- Análisis del contexto emocional y de estrés.
Este enfoque nos permite detectar el origen profundo del dolor en la cara interna del muslo y diseñar un tratamiento realmente eficaz.
Tratamiento desde la fisioterapia integrativa
Una vez detectada la disfunción visceral causante del dolor, el tratamiento en Fiit Concept se estructura en varios ejes complementarios:
1. Terapia manual visceral
Técnicas suaves y profundas para liberar la movilidad del órgano afectado. Por ejemplo:
- Liberación del ligamento uterosacro en disfunciones uterinas.
- Movilización de la vejiga para recuperar su tono y posición.
- Despegue fascial del colon sigmoide.
- Tratamiento de cicatrices que afectan a la pelvis.
2. Normalización del sistema miofascial
- Liberación de puntos gatillo en el aductor.
- Técnicas de inhibición neuromuscular.
- Estiramientos globales activos.
- Reeducación de la cadena anterior y pélvica.
3. Fitoterapia adaptada
Utilizamos plantas medicinales para ayudar a restaurar el equilibrio de los órganos implicados:
- Gayuba, cola de caballo y arándano rojo para vejiga.
- Vitex agnus castus, salvia y onagra para el útero.
- Diente de león, psyllium y manzanilla amarga para colon.
- Serenoa repens para próstata inflamada.
- Caléndula y hipérico para regenerar cicatrices.
4. Nutrición antiinflamatoria y reguladora
El cambio de alimentación es clave para reducir la carga sobre los órganos viscerales:
- Evitar azúcares, gluten y ultraprocesados.
- Incluir alimentos prebióticos y fermentados.
- Hidratarse adecuadamente.
- Consumir verduras amargas y alimentos ricos en fibra.
5. Regulación emocional
Muchas disfunciones viscerales están ligadas a emociones retenidas. Por ejemplo:
- La vejiga con el miedo.
- El útero con el apego o el duelo.
- El colon con la rigidez o la inseguridad.
Por eso incorporamos prácticas de conciencia emocional, respiración, liberación somatoemocional y en algunos casos, acompañamiento terapéutico.
Consejos prácticos para prevenir el dolor en el muslo interno
- Mantén una rutina de estiramientos que incluya la musculatura aductora y el psoas.
- No ignores molestias digestivas o urinarias recurrentes.
- Revisa tus cicatrices abdominales, aunque sean antiguas.
- Evita permanecer sentado durante mucho tiempo sin moverte.
- Cuida tu alimentación para prevenir sobrecarga visceral.
- Escucha tu cuerpo en los momentos de estrés: muchas veces el dolor se intensifica en fases de tensión emocional.
Conclusión
El dolor en la parte interna del muslo no siempre se origina en el músculo. Muchas veces es una voz del cuerpo que señala un desequilibrio más profundo, especialmente en el sistema visceral. Abordar estos síntomas desde la fisioterapia integrativa permite detectar causas ocultas, tratar el problema de raíz y evitar la cronificación.