Sentarse parece una acción sencilla, natural y cotidiana. Sin embargo, la forma en que lo hacemos, el tiempo que permanecemos en esa posición y el entorno en el que nos sentamos pueden tener un profundo impacto en la salud de nuestra columna vertebral y también en el funcionamiento de nuestro sistema digestivo. En una sociedad donde predomina el trabajo de oficina, el uso prolongado de pantallas y la falta de conciencia postural, cada vez más personas presentan dolores de espalda crónicos, problemas digestivos funcionales y sensación de fatiga asociada a algo tan aparentemente inofensivo como estar sentados.
En este artículo, desde la visión de la fisioterapia integrativa y la metodología Fiit Concept, exploraremos la relación entre la postura en sedestación, el sistema digestivo y el bienestar músculo-visceral. Te invitamos a conocer más sobre nuestro Programa para el Tratamiento de la Dorsalgia.
¿Por qué importa cómo te sientas?
Pasamos en promedio entre 8 y 10 horas al día sentados. Lo hacemos para trabajar, comer, conducir, estudiar e incluso descansar. Sin embargo, muy pocas veces somos conscientes de cómo lo hacemos. Sentarse no debería ser una posición pasiva, sino una postura activa y dinámica. La forma en que colocamos la pelvis, la columna, los hombros, la cabeza y los pies tiene repercusión directa sobre la musculatura profunda, la circulación sanguínea, la movilidad visceral y la calidad de la respiración.
Cuando nos sentamos mal, no solo generamos tensiones musculares o rigidez articular. También podemos comprimir órganos internos, alterar el tránsito intestinal, dificultar la digestión, e incluso afectar el ritmo del sistema nervioso autónomo.
La postura sentada ideal: ¿mito o realidad?
Existe una idea extendida de que hay una “postura perfecta” para sentarse. Sin embargo, desde Fiit Concept entendemos que más allá de una postura fija, lo más saludable es una postura funcional, adaptable y con variabilidad. Es decir, no se trata de mantenerse rígido en una posición ideal, sino de aprender a sentarse con conciencia corporal, estabilidad pélvica y libertad de movimiento.
La postura sentada saludable incluye:
- Pies apoyados completamente en el suelo.
- Rodillas en línea con las caderas o ligeramente por debajo.
- Pelvis neutra, sin basculación posterior excesiva.
- Columna erguida pero sin rigidez, con curva lumbar conservada.
- Escápulas relajadas, hombros lejos de las orejas.
- Cabeza alineada sobre el eje del tronco.
- Respiración abdominal libre y rítmica.
¿Qué sucede cuando nos sentamos mal?
La postura sentada incorrecta más común es aquella en la que la pelvis se inclina hacia atrás, la columna se encorva, el abdomen se pliega y el pecho colapsa. Esta forma de sentarse, que se mantiene durante horas, genera una serie de alteraciones que afectan tanto a la musculatura como al funcionamiento visceral.
Consecuencias musculoesqueléticas
- Inhibición de los músculos estabilizadores profundos (transverso abdominal, multifidus, suelo pélvico).
- Acortamiento del psoas y recto anterior del muslo.
- Tensión crónica en la musculatura lumbar y paravertebral.
- Contracturas en trapecios, cervicales y zona escapular.
- Compresión discal lumbar por pérdida de curva fisiológica.
- Rigidez de la charnela dorsolumbar y torácica.
Consecuencias digestivas y viscerales
- Compresión del diafragma, que dificulta la respiración abdominal y la movilidad visceral.
- Pliegue del abdomen que reduce el espacio para el estómago, el hígado y los intestinos.
- Alteración del tránsito intestinal, favoreciendo gases, estreñimiento o digestiones pesadas.
- Estancamiento del retorno venoso desde las vísceras abdominales.
- Disminución del tono del esfínter esofágico inferior, que favorece el reflujo.
- Congestión hepática por compresión directa sobre el hipocondrio derecho.
¿Cómo saber si tu forma de sentarte está afectando tu cuerpo?
Existen signos y síntomas que indican que tu postura sentada está comprometiendo tu salud musculoesquelética y digestiva. Algunos de ellos son:
- Dolor lumbar al estar mucho tiempo sentado.
- Sensación de rigidez en la parte baja de la espalda al levantarte de la silla.
- Pesadez digestiva o hinchazón abdominal tras comer, especialmente si te sientas encorvado.
- Gases, digestión lenta o reflujo frecuente.
- Necesidad de moverte constantemente para “acomodar la postura”.
- Dolor en el trapecio, cuello o cefaleas tensionales tras largas horas frente al ordenador.
- Respiración superficial o sensación de falta de aire en posición sentada.
Estos síntomas pueden confundirse con otros trastornos, pero desde Fiit Concept sabemos que la evaluación postural y funcional es clave para detectarlos.
Tratamiento integrativo para liberar la postura sentada
Una vez detectados los desequilibrios, el tratamiento propuesto desde Fiit Concept se basa en recuperar la movilidad, la conciencia postural y el equilibrio visceromuscular. Este enfoque incluye:
1. Terapia manual y miofascial
- Liberación de fascias en región abdominal y torácica.
- Trabajo manual sobre diafragma, psoas y musculatura lumbar profunda.
- Normalización del tono visceral (hígado, estómago, colon).
- Técnicas de desbloqueo torácico y de la charnela dorsolumbar.
- Tratamiento del suelo pélvico si hay signos de hipotonía o disfunción postural.
2. Reeducación postural activa
- Ejercicios para restaurar la curva lumbar y la estabilidad pélvica.
- Activación del transverso abdominal y musculatura profunda.
- Estiramientos de psoas, cadena anterior y musculatura cervical.
- Entrenamiento del equilibrio sentado sobre fitball o superficies inestables.
- Integración del patrón respiratorio en la postura sentada.
3. Higiene postural en la vida diaria
- Ajuste del entorno de trabajo: silla, escritorio, pantalla.
- Uso de soportes lumbares si es necesario.
- Pausas activas cada 45-60 minutos.
- Alternancia entre posiciones: sentado, de pie, semisentado.
- Conciencia corporal al conducir, comer, leer o ver televisión.
4. Nutrición y hábitos digestivos
- Comer en posición erguida, sin presionar el abdomen.
- Evitar recostarse o sentarse en mala postura justo después de comer.
- Masticar adecuadamente y sin prisa.
- Hidratación suficiente para favorecer el tránsito intestinal.
- Alimentos que favorezcan el equilibrio digestivo y eviten la inflamación (vegetales cocidos, probióticos, frutas no ácidas, especias digestivas como jengibre o cúrcuma).
5. Regulación emocional
- Liberar el tórax ayuda a liberar también emociones contenidas.
- Técnicas de respiración diafragmática consciente.
- Visualización de apertura corporal y empoderamiento postural.
- Ejercicios de expresión emocional ligados al movimiento (yoga, danza, escritura corporal).
Prevención: claves para sentarse bien
- Cambia la idea de “estar recto” por la de “estar presente”.
- Siente tus isquiones (huesos del glúteo) como base del apoyo.
- No te mantengas rígido: muévete incluso sentado.
- Respira profundamente, sin levantar los hombros.
- Observa tu abdomen: si está comprimido, tu postura necesita ajustes.
- Cuida tu entorno físico para que te ayude a sentarte mejor, no peor.
Conclusión
La forma en que te sientas habla de tu cuerpo, tu historia, tu emoción y tu forma de relacionarte con el entorno. No se trata solo de evitar el dolor de espalda o las digestiones pesadas, sino de recuperar una postura viva, consciente y funcional que favorezca tu salud global. En Fiit Concept trabajamos con una visión integradora donde cada gesto cotidiano se convierte en una oportunidad de equilibrio y bienestar.
Si sientes que tu forma de sentarte está afectando tu digestión, tu espalda o tu energía, te invitamos a conocer nuestro Programa para el Tratamiento de la Dorsalgia.. Cambiar la manera de sentarte puede cambiar la forma en que habitas tu cuerpo.