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¿Dolor interescapular que no se va? El papel del hígado en tu espalda

El dolor entre las escápulas, esa molestia constante o punzante que aparece en la zona media-alta de la espalda, es una queja común en consulta. Muchas personas lo atribuyen a malas posturas, estrés, contracturas o esfuerzos físicos. Sin embargo, cuando este dolor se vuelve crónico, persistente o no responde a los tratamientos convencionales, puede estar indicando algo más profundo.

Desde la fisioterapia integrativa y el enfoque de Fiit Concept, sabemos que este tipo de dolor, especialmente el localizado en el lado derecho de la región interescapular, tiene una relación directa con la salud del hígado.

En este artículo vamos a explorar cómo el estado del hígado puede reflejarse en la espalda, qué señales lo acompañan y cómo tratarlo de forma eficaz y duradera. Descubre más sobre nuestro Programa para el Tratamiento de la Dorsalgia.

¿Qué es el dolor interescapular?

El dolor interescapular se localiza entre los omóplatos, en la parte alta de la espalda. Puede manifestarse como:

  • Dolor sordo, continuo o punzante.
  • Sensación de nudo o presión profunda.
  • Molestia que aumenta al estar sentado mucho tiempo o al girar el torso.
  • Dolor irradiado hacia el cuello, el hombro o el brazo.
  • Pesadez o rigidez que no mejora con estiramientos o masajes.

Este dolor suele relacionarse con contracturas musculares en el trapecio, el romboides o el elevador de la escápula. No obstante, cuando se vuelve recurrente o se mantiene sin un desencadenante físico claro, es esencial investigar su origen visceral, especialmente hepático.

El cuerpo habla a través del dolor referido

En fisioterapia integrativa entendemos que muchos dolores musculares no tienen una causa local, sino que son reflejo de una disfunción visceral.

Esto sucede porque los órganos y los músculos comparten conexiones neurológicas, fasciales y vasculares. Cuando un órgano está sobrecargado, inflamado o en disfunción, puede generar dolor a distancia a través de un mecanismo llamado dolor referido.

El hígado, al ser un órgano de gran tamaño y con múltiples funciones metabólicas, tiene una gran capacidad de generar este tipo de respuestas reflejas, especialmente hacia la región torácica y escapular derecha.

La anatomía funcional del hígado y su conexión con la espalda

El hígado se encuentra en el cuadrante superior derecho del abdomen, debajo del diafragma y en estrecha relación con el pulmón derecho, el estómago, el intestino y la fascia torácica. Está fijado al diafragma por medio de varios ligamentos, especialmente el ligamento coronario y el ligamento triangular derecho.

Cada vez que respiramos, el hígado se moviliza junto con el diafragma. Cuando hay una disfunción hepática, esta movilidad se ve alterada, lo que genera tensiones que se transmiten hacia la columna torácica y las escápulas a través del sistema fascial.

Además, el hígado está inervado por el nervio frénico y el sistema simpático torácico (T6-T9), que también inerva los músculos interescapulares. Esto explica por qué una sobrecarga hepática puede generar contracturas reflejas en esta zona, sin necesidad de que exista un problema muscular directo.

¿Qué puede sobrecargar el hígado?

A diferencia de una enfermedad hepática grave, como una hepatitis o una cirrosis, que tiene síntomas bien definidos, la disfunción hepática funcional es más sutil. No aparece en las analíticas convencionales, pero genera múltiples signos que el cuerpo manifiesta con claridad.

Entre las causas más comunes de sobrecarga hepática están:

  • Dieta rica en grasas trans, azúcares y alimentos procesados.
  • Consumo habitual de alcohol o medicamentos.
  • Estrés emocional prolongado.
  • Estreñimiento o digestión lenta.
  • Exposición constante a toxinas ambientales.
  • Ritmos de vida desorganizados (poca hidratación, mal descanso, comidas irregulares).

Todas estas condiciones reducen la capacidad del hígado para cumplir su función depurativa y metabólica, lo que se traduce en inflamación tisular,

congestión visceral y alteraciones en la circulación linfática y fascial.

Signos de que tu dolor interescapular puede tener origen hepático

Más allá del dolor entre las escápulas, existen una serie de señales que refuerzan la hipótesis de una disfunción hepática:

  • Dolor o tensión en el costado derecho, bajo las costillas.
  • Dolor o pesadez en la zona torácica derecha al inspirar profundo.
  • Sensación de digestión pesada, especialmente tras comer grasa.
  • Hinchazón abdominal o gases frecuentes.
  • Boca amarga al despertar o lengua con capa blanca o amarilla.
  • Irritabilidad, mal humor o cambios emocionales sin causa clara.
  • Cansancio persistente, especialmente en las mañanas.
  • Insomnio o despertares frecuentes entre la 1 y las 3 de la madrugada (hora del hígado según la medicina oriental).

Si estos síntomas aparecen junto con un dolor interescapular derecho persistente, es muy probable que el hígado esté implicado en el origen de la molestia.

Tratamiento integrativo del dolor interescapular de origen hepático

Una vez confirmado que el hígado está implicado, nuestro enfoque combina distintas herramientas para liberar tanto el músculo como la causa visceral de fondo.

1. Terapia manual visceral

  • Técnicas específicas para liberar la movilidad hepática.
  • Normalización de la relación hígado-diafragma.
  • Liberación de adherencias en la fascia torácica y abdominal.
  • Tratamiento del ligamento coronario hepático y su tracción sobre la columna.

2. Liberación miofascial interescapular

  • Técnicas manuales profundas sobre trapecio, romboides y paravertebrales.
  • Estiramientos globales de la cadena posterior.
  • Reequilibrio del tono muscular de hombros y cuello.

3. Reeducación respiratoria

  • Activación del diafragma con respiración abdominal consciente.
  • Ejercicios de integración respiración-movimiento.
  • Uso terapéutico de la respiración para movilizar vísceras y liberar la fascia torácica.

4. Fitoterapia hepática

  • Cardo mariano: regenerador hepático por excelencia.
  • Boldo: estimula la producción y el vaciamiento de la bilis.
  • Cúrcuma: antiinflamatoria, favorece la desintoxicación hepática.
  • Diente de león: depurativo y diurético, apoya al hígado y los riñones.

5. Alimentación depurativa

  • Eliminar azúcares refinados, alcohol, fritos y ultraprocesados.
  • Priorizar vegetales amargos (rúcula, escarola, alcachofa).
  • Hidratación con agua e infusiones digestivas.
  • Incrementar el consumo de fibra para apoyar el tránsito intestinal.

6. Regulación emocional

El hígado también está relacionado con la emoción de la ira, el control y la frustración. Cuando estas emociones no se expresan, tienden a “cargar” el hígado, lo que incrementa la tensión corporal. Por eso trabajamos también con:

  • Técnicas de respiración consciente para calmar el sistema nervioso.
  • Ejercicios de liberación emocional guiada.
  • Trabajo corporal para expresar el movimiento retenido.
  • Acompañamiento para identificar y transformar patrones emocionales crónicos.

Prevención: hábitos para cuidar tu hígado y tu espalda

  • No permanezcas muchas horas sentado sin moverte. El hígado necesita movimiento para drenar.
  • Respira profundo varias veces al día. El diafragma moviliza el hígado.
  • Evita comidas copiosas por la noche. Dale al hígado el descanso que necesita.
  • Realiza actividad física moderada para mejorar el metabolismo hepático.
  • Incluye vegetales amargos y alimentos vivos en tu dieta.
  • Aprende a expresar lo que sientes. La ira retenida se queda en tu espalda.

Conclusión

El dolor interescapular que no cede, a pesar de masajes, estiramientos o tratamientos musculares, es una señal del cuerpo que pide una mirada más profunda. El hígado, órgano vital y silencioso, puede estar generando un patrón de tensión reflejo que se manifiesta en tu espalda. Desde Fiit Concept, proponemos un tratamiento integrador que no se queda en la superficie, sino que aborda la raíz del problema, devolviendo al cuerpo su equilibrio y su capacidad de autorregulación.

Si sientes que llevas tiempo con un dolor entre los omóplatos que no desaparece, te invitamos a conocer nuestro Programa para el Tratamiento de la Dorsalgia. Detrás de ese nudo en la espalda, puede haber un órgano pidiendo atención. Escúchalo. Cuídalo. Y empieza a sanar.